Las octavas de "la muerte"




La balística del alma: 

La balística es la rama de la física encargada del estudio de los proyectiles y que permite predecir la trayectoria (tiempo de vuelo, distancia de caída, etc,) de un cuerpo dada su masa, su velocidad inicial y su ángulo de salida.

Si bien para el caso de un cohete autopropulsado, por etapas por ejemplo, y por lo mismo de masa variable, lo anterior cambia radicalmente así como los cálculos involucrados que se vuelven mucho más complejos, de manera muy simplificada podemos decir que para todo proyectil, a menos que la velocidad inicial alcance o supere la condición conocida como velocidad de escape, tarde o temprano el mismo caerá atraído por la gravedad terrestre.
Aunque a mayor velocidad inicial o a menor masa, el cuerpo viajará más lejos y permanecerá más tiempo en el aire, finalmente caerá.



Algo similar ocurre con “la muerte”, según nos han venido revelando seres que han dejado su cuerpo partiendo al "más allá" de esta ilusoria realidad temporal que llamamos vida para adentrarse en cuerpo sutil en esa comúnmente ignota dimensión denominada muerte.
¿Que como lo sabemos?. Pues gracias a las informaciones que nos han venido entregando diversos "moradores del astral" que con el paso del tiempo se han venido haciendo presentes (ver electromediumnidad). Entre ellos Victor Hugo, el gran escritor francés del siglo XIX, autor de “Los miserables” quien nos ha entregado entre otras las siguientes palabras:


“La muerte es el globo que lleva el alma al cielo.
La felicidad sólo es un fenómeno humano, 
ya que no puede existir sin la infelicidad.
El infinito es una vacuidad atestada por completo.
Usen su cuerpo para buscar su alma”

Victor Hugo
(Conversaciones con la eternidad)



Regresando a nuestra analogía, esa pesada masa que impide a un proyectil alejarse indefinidamente de la gravedad terrestre para dirigirse rumbo a "el cielo", sin retorno, en el caso de un ser humano corresponde a los apegos a los este se halla atado en la vida y cuya carga lo harán regresar a tomar nuevamente un cuerpo físico para mantenerse en la ilusión espacio-temporal terrestre, sostenida por las correspondientes formas-pensamiento. 
El viaje por “el más allá” o cielo de un “muerto pesado” será breve y sin alcanzar grandes alturas (bajo astral), como ocurre igualmente con un proyectil de idéntica condición.

Por otro lado, un ser humano cuya vida tiene como propósito único la trascendencia hacia el espíritu, lleva consigo un desapego y un impulso superior que actúan simultáneamente como masa tendiente a cero y una energía de gran magnitud que permiten al ser tanto “en vida”, como en el “más allá” de las influencias física y mental de la esfera terrestre, alcanzar las grandes alturas de los planos estelares. Este es el caso de los maestros ascendidos, viajeros del astral cuya reencarnación, en caso de darse, ocurre por una vocación de servicio a la humanidad y no por apegos personales. Raros cometas entre los cuales se encuentran los siguientes: 

"Como creo en la teoría del renacimiento. Vivo con la esperanza de que, si no en esta vida, en alguna otra, podré abrazar con amor a toda la humanidad."
Mohandas K. Gandhi


"Leéme, oh lector, si en mi encuentras deleite, porque raras veces regresaré de nuevo a este mundo."
Leonardo Da Vinci



La misma energía bio-cósmica que nos acompaña y anima a lo largo de la vida, y más allá, impulsa desde la escala átomica hasta la Universal, y es capaz igualmente, de impulsar naves "surfeantes" a través de los "canales" del espacio-tiempo por medio del vertiginoso oleaje de la vorticidad cósmica.
  




La mente terrestre y cósmica:

Aquellos seres que desde “el más allá” regresan atraídos por su propio peso, en “vida” igualmente llevan pesadas cargas producto de su mentalidad materialista y apegada a las ilusiones terrenales. Entre ellas, los placeres carnales, el poder, las riquezas, la fama, los conocimientos mundanos, etc., en sus incontables y efímeras formas. De alguna manera para estos es como si su mente no pudiera captar otras formas-pensamiento que las de la colectividad terrenal (la estación local), producto de la moda de los tiempos y que les mantienen atados a este plano, en un eterno e inconsciente retorno.

Por otro lado esos seres impulsados por la búsqueda del conocimiento superior y trascendente parecieran capaces de mirar la profundidad del Universo y percibir los ecos de un muy lejano llamado cósmico. Como quien indiferente ante las deslumbrantes escenas diurnas que produce el brillo del Sol que incitan al hacer cotidiano, se desvela anhelante por las noches para admirar y sentir la guía de estrellas que, aunque de apariencia lejanas, se encuentran en gran cercanía con su corazón.



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TPI - Transcomunicación Piramidal Interdimensional

Un enviado desde "la muerte"

Conversando con la eternidad